San Carlos, Antioquia: Una historia de resiliencia y desarrollo acuícola y pesquero.
San Carlos, es un municipio ubicado en el oriente del Departamento antioqueño, es fuente de agua y vida, y es la representación más exacta de resiliencia, memoria y paz. Ubicado a 119 kilómetros de Medellín, es una de las principales fuentes hídricas, no solo para este Departamento, sino también para el país. Pero este Municipio tiene una historia que condensa el dolor del conflicto armado; conflicto que duró más de 30 años, un tiempo de desapariciones y muertes, un municipio que estuvo a punto de ser borrado del mapa y de la historia colombiana, debido al desplazamiento de sus habitantes.
Pero, a pesar de sus más de 78 víctimas de minas antipersona, 33 masacres en diez años, 70 atentados a la infraestructura, asesinatos a lideres sociales, más de 156 desapariciones forzadas, casi 20 mil personas desplazadas, San Carlos, tiene una historia para admirar, un ejemplo de resistencia de sus pobladores, de sus comunidades, que permanecieron en el territorio, que regresaron para luchar por sus tierras, por sus sueños, justo esa resistencia y resiliencia, permitió que crearan iniciativas de memoria histórica y reconstrucción del tejido social. Desde el 2008 se creó el Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación que funciona en un edificio que había sido utilizado por grupos armados.
Hoy, San Carlos, es fuente de vida, una población con gente pujante, trabajadora; con calles, cascadas y ríos que representan lo mejor de Colombia. Hoy, gracias a su riqueza hídrica, sus parques y sonrisas, recibe cada año a cientos de turistas; es la historia viva de un pueblo que, a partir de la lucha de sus pobladores, ha logrado ser un ejemplo de templanza y resurrección.
Claribeth Galeano Aristizábal
Transcurría el año 2003, una de las épocas más violentas en la historia de Colombia y San Carlos, por su geografía, uno de los municipios más afectados por el conflicto, debido a las disputas por el territorio entre diferentes grupos armados.
Justamente una de sus habitantes que hoy se dedica a la acuicultura y que vivió en carne propia los estragos del conflicto armado, es Claribeth Galeano Aristizábal, una mujer paisa, con una sonrisa que esconde el dolor a causa del conflicto. Claribeth nos recibió en su casa, en la vereda arenosas, zona rural del Municipio, allí, además de vivir con su familia, tiene seis estanques para la producción de pescado y allí mismo, gracias a su esfuerzo y constancia, logró montar un restaurante. Pero su historia, como la de muchos habitantes de este hermoso pueblo, es una historia de dolor, pero también de sueños y vida.
— Fue en 2003, cuando un grupo armado llegó a una de las veredas cercanas a este lugar donde hoy estamos, y amenazaron a todas esas familias, pues debían abandonar cuanto antes sus casas —recuerda con dolor Claribeth— se escuchaban muchos disparos, y nosotros debimos salir corriendo con nuestras hijas y huir, esa noche del 16 de enero de 2003 la recuerdo con dolor, con mucho dolor, llegamos inicialmente al casco urbano de San Carlos, y allí tomar la decisión más difícil de mi vida, entregarle mis dos hijas a una tía, para que en un carro se fueran a Medellín. —con lágrimas en sus ojos y un suspiro profundo, recuerda que sentía que se le desgarraba el alma— Solo recuerdo pensar que no sabía si las volvería a ver.
Claribeth es una mujer de 57 años, hoy recuerda parte de su infancia en estas hermosas tierras, de las que nunca ha querido alejarse, pero debido al horror de la guerra, no tuvo más opciones.
—A mis hijas se las llevaron a las 8:00 a.m. del siguiente día, yo no podía dejar solo a mi esposo, pues solo estaban despachando mujeres y niños, así que no permití que se quedara solo, él trabajaba en la hidroeléctrica y ya lo habían amenazado, yo presentía lo peor, así que esperamos y días después en medio del dolor por dejar nuestra tierra nos fuimos para Medellín. —Ella recuerda con alegría el momento del reencuentro con sus dos hijas, cuando temía, en algún momento, no las volvería a ver—.
Hoy su familia está compuesta por sus dos hijas, las dos profesionales gracias al trabajo que han realizado desde su vuelta al territorio y un hijo más, del que justo estaba embarazada en estas épocas de dolor, pero que se convirtió en la esperanza de su familia para seguir luchando.
—Volvimos tiempo después de Medellín, allá en la capital, estuvimos nueve meses, mi esposo trabajaba en algo temporal, pero estábamos desesperados por volver a nuestra tierra, así que nos enteramos por noticias que la situación estaba mejorando y consideramos que podíamos regresar, así que tomamos la decisión y volvimos, con nuestra ropita en cajas de cartón, pero llenos de esperanza y felicidad.
—El desplazamiento forzado fue algo muy duro, salir y dejar todo lo que teníamos es lo más difícil para una persona. Gracias a Dios hemos superado esa etapa, ya no lo recordamos con tanto dolor, antes no lo podía ni hablar —manifiesta Claribeth—.
Hoy la realidad de esta familia es otra, luego de llegar a este territorio, lograron recuperar sus tierras, y montar su negocio.
—Pasamos nueve meses en Medellín, Aquí llegamos y todo estaba lleno de maleza, así que nos dedicamos a arreglar todo; luego gracias a un proyecto en la época, logramos hacer estas piscinas, cultivar los pescados, empezar a venderlo, luego arreglar nuestra casa y montar nuestro restaurante, con el que hemos podido sacar a nuestros hijos adelante. Además del turismo, San Carlos, tiene como una de sus economías la acuicultura, con una producción aproximada de 100 toneladas año. La piscicultura en San Carlos ha generado empleo y ha mejorado los ingresos de las familias involucradas. Además, ha contribuido a la seguridad alimentaria local, proporcionando una fuente de diversificación de la economía campesina.
Actualmente, el Municipio, cuenta con la única planta para el procesamiento y comercialización de pescado, Asopisan, Asociación de Piscicultores de San Carlos; allí se concentra la producción y comercialización de tilapia roja, tilapia nilótica y cachama. Esta asociación desarrolla un papel fundamental en la economía del Municipio.
Para Dora, representante legal de la Asociación, esta planta es un ejemplo para los campesinos de Colombia: “Nace en 1999 pero por el orden público queda inactiva y vuelve a funcionar en el 2007; estamos en 33 veredas y actualmente somos 41 asociados. Tenemos una planta de proceso y los productores se dedican a ceba, levante y engorde y la Asociación a la comercialización”. Para ella la resiliencia es la clave para que hoy trabajen en unión: “El amor por el campo, el amor por el trabajo es lo que nos ha impulsado todos estos años a pesar del dolor de la guerra”.
Hace un llamado para que los campesinos de Colombia se dediquen a la acuicultura: “Es un recurso que es más práctico que la pesca artesanal, pues se garantiza la alimentación de la familia y hay comercialización casi que asegurada. Aquí nos conocemos como familia, conocemos las problemáticas de cada asociado, pero a través de nuestro fondo, nos apoyamos” Manifiesto Dora.
La Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, AUNAP, realiza un trabajo con los diferentes productores y comercializadores, en su mayoría víctimas del conflicto armado, se hace fortalecimiento en actividad técnicas, administrativas y financieras, para potenciar el tema piscícola a nivel local. Uno de los grandes programas es Pez Total, a través de este se entregaron herramientas para mejorar la capacidad de la planta que se encuentra en este municipio, además de apoyarlos en su formalización para acceder a más proyectos.
En 2023, la acuicultura tuvo una producción de 202.956 toneladas concentrándose principalmente en Huila, Meta, Tolima, Cundinamarca, Boyacá, Córdoba y Antioquia.
Justamente la producción acuícola en Colombia ha crecido casi en un 50% entre 2013 y 2023, generando empleos directos a más de 64 mil personas y otros 193 mil empleos indirectos.
Antioquia es uno de los departamentos líderes en producción acuícola en Colombia.
En este departamento, la acuicultura, ha mostrado un notable crecimiento, especialmente en tilapia y trucha. Las cifras indican que Antioquia, aporta alrededor del 15% de la producción nacional, superando las 22,500 toneladas anuales.
Trabajo equipo comunicaciones AUNAP
Material Audiovisual: David Elejalde
Periodístico: John Cortés